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Filosofia de Las Agriculturas Alternativas: Tejido de valores

Mario Mejía Gutiérrez
                                                        Noviembre de 2005.

Resumen:  Se mencionan algunos principios que soportan la ética de las agriculturas alternativas, constituyendo un tejido de valores:  salud, justicia, solidaridad, identidad, libertad, dignidad, armonía, comunión con la sacralidad de la naturaleza, derechos de los animales y en general de todas las formas de vida, ética, política, religiosidad, reconocimiento de la diversidad cultural...

Introducción.  En la promoción de las agriculturas alternativas han predominado las motivaciones económicas y ecológicas, degradando aquellas opciones de proyecto de vida personal y de proyectos de construcción social a meras artesanías o técnicas agrícolas.  Así, la producción agrícola limpia ha venido a resultar inmersa en la ideología de la sociedad de consumo, dentro del pragmatismo gringo donde todo tiene que ser negocio, en beneficio de élites que a sus demás privilegios adicionan el de la comida sana.  Ninguno de los alrededor de treinta maestros o paradigmas de las agriculturas alternativas elaboró discurso de tasa de ganancia, al menos los que surgieron entre 1900 y 1980.

  1. Salud con base en alimento sano.  Somos lo que comemos.  Los efectos nocivos de la comida envenenada con agroquímicos están suficientemente establecidos.  Toda la tradición histórica perjudicial de las agriculturas científicas, industriales  (fertilizantes químicos, insecticidas, fungicidas, herbicidas, semillas híbridas, semillas certificadas y mejoradas)  indican necesidad de precaución, de sospecha y de rechazo frente a modernas propuestas transgénicas  (semillas suicidas, plantas insecticidas, plantas tolerantes a herbicidas, alimentos portadores de vacunas, de fármacos, de nutracéuticos)  y nanotecnológicas  (sustancias construidas con átomos modificados artificialmente).
  1. Justicia.  Alimento sano para todos.  Podemos situar aquí el debate político de la seguridad, soberanía y autonomía alimentarias, de las políticas asistenciales, de la monstruosidad de que la tercera parte de los granos y los dos tercios de las proteínas vegetales se destinen a zootecnia industrial en un mundo donde uno de cada ocho seres humanos ha ingresado a la categoría de los famélicos, y donde la calidad de vida de los perros de las clases acomodadas insulta las carencias de los marginados.

El alimento no es una mercancía:  es un derecho.

  1. Solidaridad, porque el agricultor alternativo origina una relación de solidaridad con el consumidor, donde el sistema de encuentro se realiza en el reparto a domicilio, los mercados campesinos, los toldos verdes, las tiendas orgánicas, los restaurantes vegetarianos, los comedores escolares... 
  1. Identidad, que se expresa en la culinaria local frente a propuestas alimentarias con pretensión de validez de polo a polo; que se fundamenta en las semillas campesinas y en las razas criollas;  que se construye en la cultura y en el territorio; que habla en la lengua y en el tono de cada región, de cada etnia.
  1. Libertad.  Una persona, una sociedad es libre en la medida, entre otras condiciones,  de su autonomía y soberanía alimentarias.

Durante diez mil años de invención de la agricultura, el hombre de campo ha construido derechos:  los de acceder a la tierra, escoger el sistema de producción, las semillas, los insumos y usufructuar la producción.  La historia recoge pavorosos episodios contra los derechos de los agricultores: desde las colectivizaciones socialistas, hasta la concentración moderna de la tierra en pocas manos y el diseño del mundo para el ganado vacuno, pasando por la expulsión de la gente rural mediante la mecanización y otras formas de violencia, por la imposición de semillas, de insumos y de procesos generados en la gran industria multinacional, y por la oligopolización de los grandes mercados de alimentos.

El proyecto monástico de San Benito de Nursia en la Edad Media, Siglo VI, priorizaba la autonomía alimentaria, al igual que el movimiento moderno de las ecoaldeas o ecovillas.

  1. Dignidad.  “Quien tiene tu pan tiene tu dignidad”  sentencia la sabiduría islámica.

El principio de la dignidad desafía las consideraciones economicistas a favor de las ventajas de la comida importada barata, subsidiada.

Un país importador de comida es un país arrodillado, dependiente en lo más sensible de su autonomía.

  1. Armonía, Comunión del agricultor con la naturaleza.  Continuación de la obra de Dios sobre la tierra; el mito de los australianos antiguos, “el tiempo del ensueño”, cuando el pensamiento es creación.  Es el poema de Manuel Quintín Lame a su utopía educativa:  (mi)  undécimo libro fue el de la agricultura y de quienes son dueños de sementeras y labranzas”.  Es el diálogo con la semilla natural, intuyendo el misterio de su poder vital, de su capacidad de sustentar hombres libres.  Es mano callosa, a la vez tierna, que siente el llanto de las yerbas en la desyerba, la tristeza de la semilla malograda, que crea el templo donde La Virgen viene a jugar con el Niño para que se haga Hombre  (frases que tomo de enseñanzas que agradezco a campesinos del sur), que, como los aymaras, entiende la agricultura como  “el aporte humano de condiciones favorables a los seres espirituales que están vivos en la naturaleza”, que lee los mensajes de la naturaleza, que disfruta la lluvia con interioridad, que entiende el idioma de los pájaros, que cuando come recibe de los alimentos los poderes de los devas, los elementales, los espíritus, los kamis.  Los mayas estiman el maíz como  “el dios que se come”, y creen que en sus semillas se guarda la energía del sol.

Para los indios pimas el saguaro, cactus gigante, contiene el espíritu del niño; y así toman su vino en Junio, abriendo el ciclo de la oración.

En los Alpes, todavía se toca el cuerno para armonizar el ambiente, misma función de las abejas y por eso el apicultor se sitúa en una opción privilegiada hacia la espiritualidad de la agricultura.

En la cultura celta precristiana el grial estaba representado por el amplio platón campesino de madera donde se ofrecían al consumo los frutos de la tierra, simbolizando corazones puros, como culto a la fertilidad de la tierra.  Y sobre esta base fue posible luego la leyenda de la búsqueda del grial de los celtas cristianos, finalmente solo al alcance de Galaad porque su corazón es puro.

Vicent van Gogh fue un descubridor de rutas de espiritualidad, poseído de sentimientos de ruralidad, asceta, orientalista, sensible hacia los pobres, participante en la vida miserable de los mineros belgas, monje budista a su manera, austero, esperando hasta el final de su vida a que su hermano vendiera su primer cuadro.  Una de sus dos pasiones finales  (la otra fue la pintura) el culto al campo, a la naturaleza, a los que viven de la naturaleza y mueren para regresar a ella. Van Gogh considera Los Comedores de papas como su obra maestra:  la expresión de rostros campesinos en la penumbra alimentándose del trabajo de sus manos.  El nacimiento de su sobrino Vincent le inspiró Los cerezos en flor, que le obsequió.

Es interminable la relación de rituales en todas las culturas, inspirados en el reconocimiento a la tierra, a la evocación de su fertilidad, al agradecimiento al alimento como don divino:  los ritos eleusinos secretos, Hércules contra la hidra que representa las plagas de las cosechas, la fiesta hakaitiki hawaiana  en honor de la producción y la paz representadas en la cosecha, el ritual del cerdo o de la tierra y de la tortuga o del mar en Vanuatu, los tracios tomando de los griegos a Artemisa, diosa de la tierra, cediendo a cambio al dios Midas, el del oro.  Algunas tribus pielesrojas regalando la tierra después de la cosecha para nivelar la riqueza social.  La sociedad inca garantizando a todos el acceso a la tierra, al alimento, al trabajo:  “y hubo chicha para todos”, como dijo Cardenal.  Los jubileos israelitas para rescatar la libertad de los obligados por deudas y redistribuir la tierra.  Los mongoles, desnudos, revolcándose en la tierra, para recordar que al nacer recibieron de ella la energía vital.

Paradigmas como Mahoma, Francisco, Isidro, Cyrano, Juan de la Cruz, Thoreau, Gandhi, Gaudí, Lame, Taniguchi, elevando la relación con la tierra a categoría mística, y paradigmas de las agriculturas alternativas señalando la naturaleza, que no la ciencia, como verdad, como fuente primera y última:  Fukuoka, Okada, Roger... 

  1. Etica, convicción de lo correcto, fuerza interior, sentimiento insuperable, obligación ilímite, iluminación de la conducta, norma de cada cual, no escrita, propia, construida adentro del espíritu, que obliga inexorablemente...  que te da serenidad para correr el riesgo de perder la cosecha si el costo es envenenar la tierra, contaminar el agua, intoxicar el alimento, minusvalidar tu solidaridad con el consumidor, poner en riesgo la salud de tus compañeros de trabajo, contemporizar con los cantos sirénidos de las transnacionales, de los supermarkets, cosificar tu relación con los animales...
  1. Política, categoría vertebral de organización social que en agricultura toca con los conceptos de seguridad, soberanía y autonomía alimentarias, con la tenencia y uso de la tierra, con la construcción de políticas públicas y populares, con la destinación de recursos, con el diseño de las orientaciones educativas, con las relaciones de comercio en todas sus formas...

En esta categoría señalaremos en la línea de la apropiación privada de todas las formas de bienes, a través de múltiples instrumentos  (patentamiento de formas de vida, tratados de comercio)  que despoja al común de los bienes colectivos, solo dos asuntos de la cotidianeidad agrícola:  una, la industria transnacional avícola de pollos de engorde y gallinas ponedoras, que ha cautivado a todos los agricultores del mundo, atándolos a afinidades como alimentos concentrados, fármacos y sistemas intensivos de manejo, abocándolos a riesgos como la gripa aviar; dos, la industria transnacional de semillas no naturales, de agroquímicos, de grandes máquinas, de nanoproductos, que se adueñó de la agricultura comercial del mundo, y que ha derivado al control de la humanidad por los oligopolios de los alimentos, a través de los supermarkets.

  1. Conclusión¿Qué hacer?  Algunas opciones.
    1. El debate, el estudio, la lectura de los paradigmas de la espiritualidad y de las agriculturas alternativas.
    2. Realizar la utopía de una sociedad agrícola de trabajo manual en pequeñas unidades superficiarias individuales y familiares, pero también vida en comunidad, ecovillas, ecoaldeas.
    3. Resistencia a los dominadores de la agricultura, conservando las razas y semillas criollas y la cocina local, con autonomía alimentaria, y prácticas agrícolas a partir de lo local,
    4. Abstenerse de comprar productos agroquímicos, semillas transgénicas, nanoproductos, bebidas soft, alimentos congestivos.
    5. Apoyar la construcción de políticas populares como las expresadas en el Mandato Agrario de 2003 y la declaración episcopal del mismo año La tierra un don de Dios para todos, tierra de paz.
    6. Apoyar los puntos de encuentro entre productores campesinos y consumidores urbanos:  toldos verdes, mercados campesinos, comedores populares, tiendas orgánicas.  Reflexionar críticamente sobre producir para los supermarkets.
    7. Privilegiar las terapias alternativas frente a las ofertas alopáticas y quirúrgicas.
    8. Privilegiar procesos éticos frente a posturas económicas en la adopción de agriculturas alternativas.
    9. Participar en los procesos de construcción del buen vivir veredal:  servicios, trueque, trabajo en minga, cuidado del agua y de la escuela.
    10. Reflexionar críticamente sobre la certificación y el sobreprecio en la comida sana:  alimento sano como derecho humano para todos.  Privilegiar el consumo interno frente a la exportación del alimento sano.

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