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Transgénicos y seguridad alimentaria: NO, NO, NO y NO

Por Mariano Cereijo Gelo (Consultor ambiental y ecologista español) - <[email protected]>

Agradecimientos por su ayuda y apoyo a: Juan López (Amigos de la tierra), José Angel Guerrero (Ecologistas en Acción), Luis Sabini, Iván Restrepo (La Jornada Ecológica), Noemi Abad (Ecoportal.net) y Colla Ecologista d’Almassora.
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Lo que hay.

La industria y políticos vendepatrias, advierten que los alimentos transgénicos son inocuos y “sustancialmente equivalentes” a los alimentos convencionales.

Nos tendrían que explicar cómo pueden ser “equivalentes” aquellos alimentos sometidos a millones de años de evolución, con aquellos que se crean en laboratorios a base de insertar genes de bacterias, ratas y otros organismos políticamente indeseables. Nos tendrían que explicar como son de “equivalentes” aquellos alimentos que creó Dios en el Génesis, de aquellos que crea el “Profesor Bacterio” en su laboratorio. Vamos, que a este paso, igual de “equivalentes” somos Robocop y yo.

No obstante y a pesar de la disensión, estos apólogos omiten otros razonamientos que convendría tener en cuenta:

1-No existen suficientes estudios, sobre los supuestos efectos negativos en la salud humana de los alimentos transgénicos . Por lo tanto, no sería adecuado calificar dichos alimentos de dañinos. Pero también es cierto, que más arriesgado e irresponsable es asumir la “equivalencia sustancial”, para rasgarse las vestiduras por la inocencia de estos alimentos y acabar tolerando lo intolerable: la invasión en nuestros campos y platos, de los cultivos y alimentos transgénicos.

2-Si no existen estudios, es de suponer, que aún menos exista un método normalizado y aprobado por la comunidad científica, para evaluar la potencial peligrosidad de un alimento transgénico.

3-La no existencia de evidencias de efectos perjudiciales, debidos a la modificación genética, no significa que los efectos nocivos puedan ser categóricamente descartados (Royal Society of Sciences del Reino Unido) .

4-Se desconoce la función exacta de los genes y éstos pueden originar resultados no previstos en los organismos modificados. Además, las características que proporcionan los genes a un determinado ser vivo, no dependen solo de ellos. “Muchas características de las células y de los organismos son el resultado de la intrincada interacción de toda una batería de genes, proteínas (que son los productos de la expresión de estos genes) y del medio ambiente que rodea a la célula o al organismo. La manera en que los genes se traducen en características de los organismos se comprende muy poco.” .

5-“No existe la seguridad de que un gen que cumple una determinada función en una especie, lo haga de la misma manera en otra” .

6-Las propiedades de un determinado cultivo transgénico, vienen condicionadas por las características del país, zona o municipio donde se cultiva. Factores como el clima, microorganismos, suelo, etc... influirán inexorablemente en la vida de dicho cultivo.

En resumen, parece que la ingeniería genética no es tan precisa y exacta como nos quieren hacer ver. Primero en la fase de creación y después en la convivencia con otros seres vivos, sus criaturas están sometidas a infinidad de complicados factores, circunstancias y procesos, que sus científicos no dominan ni conocen, y menos aún, controlan y manipulan con un mínimo de seguridad y garantía. Aún así, los alimentos transgénicos -brillantes y relucientes hijos de la ingeniería genética- son cultivados y degustados por la humanidad porque así lo quieren empresarios, científicos y políticos corruptos; sin que existan estudios fehacientes sobre los efectos dañinos de un alimento transgénico para la vida.

Y es así, como algunos de los pocos estudios existentes hasta el momento, empiezan a confirmar lo que muchos nos tememos. Pruebas realizadas con ciertos alimentos transgénicos, han provocado anomalías en animales de laboratorio . Aún así seguimos siendo cobayas, ya que a pesar de todas las dudas, temores y sospechas existentes, en el año 2002, 58,7 millones de hectáreas en el mundo se utilizaron para sembrar cultivos transgénicos .

Lo que hay (II).

Actualmente, uno de los principales riesgos directos derivados del consumo de alimentos transgénicos para la salud humana, son las alergias que “...pueden ser leves como un dolor de estomago o severas como un “shock anafiláctico”, por el cual se para la respiración y puede causar la muerte (...) Además, los alimentos trangénicos podrían originar afectaciones en el sistema digestivo y sistema inmunológico... (Dr. Arpad Puztai, Balague, 1998)”

La resistencia a los antibióticos por parte de bacterias situadas en el intestino, es otro riesgo que preocupa a la comunidad médica. Empieza a suscitar también interrogantes, la ingestión de alimentos transgénicos que poseen la toxina natural Bacillus Thuringiensis, introducida a través de la amplia gama de cultivos transgénicos Bt. Aparte quedan las pruebas realizadas en animales de laboratorio, que abren un nuevo abanico de interrogantes en este debate.

Numerosas investigaciones llevadas a cabo en los últimos años , han estado advirtiéndonos de un fenómeno denominado “Contaminación genética”, por el cual, los transgenes pasan a formar parte de plantas y alimentos no transgénicos. Este fenómeno es un riesgo potencial para el medio ambiente y la salud de las personas y los procesos que pueden ocasionarlo son variados.

De especial preocupación resulta cuando los genes contaminantes acaban en nuestros alimentos y son consumidos sin ningún tipo de conocimiento. Voy a denominar a este fenómeno FILTRACIÓN GENÉTICA (A partir de ahora FG), para distinguirlo de otros procesos de contaminación genética.

Se producirá FG, cuando transgenes que NO deberían formar parte de nuestra dieta (porque no han sido autorizados, están en fase experimental, no son aptos para el consumo humano, etc...), acaban apareciendo en nuestros platos en forma de alimento y son consumidos sin el menor conocimiento. Los procesos que permiten la FG son los siguientes:

-Mediante transferencia de genes a otros cultivos. Existen numerosos casos ya, donde los transgenes han sido encontrados en especies no transgénicas. Ese fenómeno ocurre cuando el polen transgénico fecunda una variedad que no lo es.

Este proceso indeseable, ocurre bajo el desconocimiento del agricultor que vende su cosecha sin saber que posee transgenes, llegando a los mercados Y filtrándose en nuestros platos ante la ignominia generalizada.

-Mediante la no segregación de las variedades transgénicas y no transgénicas. En los lugares de acopio, cosechas transgénicas y no transgénicas son mezcladas para facilitar la venta e intromisión de las transgénicas.

Estas variedades transgénicas camufladas entre variedades no transgénicas, pueden eludir más fácilmente los escasos y mediocres controles, penetrando en países donde pueden estar prohibidas.

-Mediante la diferencia legal de los cultivos y alimentos transgénicos según países. El mayor riesgo de FG, deriva de la excesiva tolerancia en la legislación norteamericana hacia los cultivos transgénicos, que permite el cultivo y procesamiento de variedades que están prohibidas en muchos países del mundo, pero que se acaban introduciendo camufladamente en dichos países debido a la falta de un etiquetado, ausencia de controles seguros, permisividad de una clase política lamebotas y de las presiones y chantajes comerciales a través de la OMC, FMI, ajustes estructurales y agendas neoliberales (etcétera).

Además de los cultivos, cualquier alimento procesado proveniente de Estados Unidos, compuesto por uno o más ingredientes transgénicos prohibidos por ejemplo en Europa, puede contaminar la alimentación de un europeo y filtrarse en su dieta sin que se entere.

Hay que tener en cuenta, que por ejemplo Estados Unidos ocupa el primer lugar mundial en exportaciones de maíz, con un 76% del mercado . La permisividad transgénica y tal monopolio, garantizan la invasión camuflada y enmascarada de semillas de maíz transgénicas en muchos países; así como la dispersión de sus genes en todos aquellos productos que precisen en su composición, del maíz o de sus derivados. Habría que suponer lo mismo con otro tipo de cultivos.

-Mediante la introducción voluntaria de genes transgénicos. Consistiría en introducir cultivos y alimentos transgénicos de una forma consciente, con el objetivo de llenar el mercado de productos transgénicos transformando en inoperante e imposible de llevar a término, cualquier ley o mecanismo para prohibir dichas variedades.

-Mediante el consumo de animales alimentados con transgénicos. La mayoría de los alimentos transgénicos que se cultivan hoy en día, forman parte de las dietas de animales que después nos comemos. Científicamente no hay nada claro, ahora bien ¿Pueden haber consecuencias sobre el humano que coma de un animal alimentado con transgénicos?

Conclusiones. Demasiados interrogantes.

-La FG ya es un hecho. La cantidad de genes transgénicos y la variedad de los procesos de contaminación y filtración, suponen una vía de entrada de dichos genes en nuestra dieta, haciéndonos partícipes directos de los riesgos que ello implica.

-La contaminación genética es una realidad indiscutible. A las peligrosas e inadmisibles consecuencias ambientales, hay que añadir ahora, una segunda amenaza derivada de la filtración en nuestra dieta de los genes contaminantes. La contaminación genética es difícil de descubrir y parece ser prácticamente imposible de eliminar. Se extiende, se extiende y se extiende.

-Los casos conocidos de filtración y contaminación genética, expuestos en el libro “Contaminación Genética” y recogidos resumidamente en el presente trabajo, fueron descubiertos por organizaciones ambientalistas y de consumidores. Todas ellas son ONG’s con escasos recursos económicos, técnicos y humanos. Por lo tanto, si se investigaran con mayores recursos los alimentos que consumimos, estoy casi seguro que los casos de FG se desbordarían.

-Teniendo en cuenta los puntos explicados hasta ahora, existen argumentos suficientes para tomar medidas urgentes y determinantes, ante la invasión y filtración de genes transgénicos en nuestros platos, cuyas consecuencias sobre nuestra salud son como mínimo desconocidas.

-Los políticos –ante todo el Partido Popular de España- no pueden seguir siendo cómplices de las multinacionales y deben decretar medidas con urgencia, a fin de proteger a la sociedad civil ante este riesgo. Estas medidas incluirían nuevas y férreas moratorias, etiquetado correcto, más y mejores controles, más y mejor información y prohibición de la venta, cultivo y comercio de transgénicos. Ante la duda, prevención.

-Desde un punto de vista cualitativo, la imposición a la ciudadanía mundial de los alimentos transgénicos, no es menos grave que la reciente guerra ilegal, terrorista e imperialista sobre el pueblo de Irak. Los alimentos transgénicos suponen una amenaza a la vida y la imposición de nuevo orden (alimentario) mundial, que modificará las relaciones comerciales, económicas, culturales y sociales, en detrimento de los consumidores y de millones de pequeños agricultores, que acabarán sucumbiendo en la pobreza y en toda la retahíla de adjetivos y situaciones que la acompañan. Cambia y mucho la forma, pero el contenido y los objetivos de dominación, control, enriquecimiento y poder, son idénticos.

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